jueves, 1 de marzo de 2018



De vez en cuando la vida, toma conmigo café. Y esta tan bonita.

 A veces cuando uno supone que no hay nada más para vivir de a dos, que sólo quedan viajes  , cursos, salidas con amigas, y cosas así, super relajadas, cae un fulano de tal, y te quema los cables, y los supuestos.
Y así fue.

Ahora me pregunto si no será mejor seguir con mi tranquilidad, con mi desordenada rutina y con mis escasas salidas con amigas. Mucho Netflix, mucho pijama diurno.
Y no está mal preguntárselo, porque es mi circulo de confort, "memoria hostil de un tiempo de paz sin paz".
Siguiendo con la música:  "A veces tengo temor, a veces vergüenza. Estoy sentada en un cráter desierto, sigo aguardando el temblor, en mi cuerpo."
Pero de golpe, tanto   temblor. Uno, se   resiste, y le da la bienvenida, todo al mismo tiempo.
Más cuando te das cuenta que al otro le pasa algo similar, quiere pero… siempre hay un “pero”.
Tal vez tiene que ver con los miedos, los miedos a tener miedo, las angustias, las esperas.
Algo hay que cambiar. Las esperas por ejemplo.
Eso de “estar pendiente de”. Me resisto.
Esto de decodificar un mensaje por chat...de no sonar “ tan ”, de  no  parecer tan”. Uf, demasiado trabajo.
Y la pregunta es: Estoy dispuesta a tanto trabajo a esta altura?
Entonces digo:
"que todo fluya, y que nada influya"
De todas maneras
estoy en la encrucijada de avanzar o retroceder?
Pero como buen gato de metal que soy, la curiosidad puede más.
" Yo no sé todavía, lo que me hiciste sentir!" cantan Las Pelotas...
Y nuevamente en carrera.
Mi amiga Marisa me diría :" vamos viendo, Liliana, vamos viendo..."
Y si, Marisa, vamos viendo...